Homenaje a Jesús Poveda

jueves, 30 de agosto de 2012

Jesús Poveda y Carlos Fenoll en la guerra civil española


(Milicianos en las baricadas)

Por Ramón Fernández Palmeral


Carlos y Poveda marchan al frente de Madrid y Toledo:

“Empezaba noviembre de 1936 cuando mi cuñado Carlos Fenoll [casado y con un hijo] y yo salimos [en un autocar desde el Ayuntamiento] desde Orihuela hacia Madrid para alistarnos como voluntarios en un Batallón de Milicias que se nos dijo se estaba formando y que llevaría el nombre del poeta asesinado por los fascistas Federico García Lorca”. (Jesús Poveda, 1975, p.99)

La Batalla de Madrid (denominada también la defensa de Madrid) es el conjunto de episodios bélicos sucedidos en la zona de Madrid durante el transcurso de la Guerra Civil Española. Tras el pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 la sublevación militar diseñada por el General Mola tiene lugar con éxito en el protectorado español de Marruecos y parte del norte de España. Tras el fracaso de la rebelión en Madrid, en los días posteriores al pronunciamiento con la caída del Cuartel de la Montaña y el de Campamento, la ciudad queda bajo el dominio gubernamental de la Segunda República Española. Desde este instante, la toma de la ciudad de Madrid era un objetivo militar para las tropas sublevadas. Desde el norte las tropas del general Mola y posteriormente desde el Sur-Este por las tropas del General Varela y del General Yagüe.

Pero antes de entrar en la capital, el autocar donde iban paró en un lugar solitario, en el campo, y les dejó allí, donde había muchos hombres preparándose para entrar en el escenario de la guerra. Les fueron fusiles Máuser y un cinturón con cartucheras llenas de cartuchos, ya listos, equipados de esta manera se montaron en un camión de carga, descubierto, repleto de hombres y atravesaron por varios puntos de la ciudad hasta llegar a las inmediaciones de Getafe. Luego el llevaron al Barrio de Usera:

“…Se nos destinó a una zanja que tendría más de un kilómetro de larga, de una altura que nos cubría hasta el cuello. Allí nos fuimos metiendo y tomando posesión del escaso metro de espacio que nos correspondía a cada quien. Esta trinchera o simple zanja, como digo, fue abierta, días antes, por los voluntarios zapadores de la capital madrileña, y en ella trabajaron con pico y pala desde el empleado de banca hasta el más humilde de los barrenderos. Pero aquella tumba inmensa era una in¬munda ratonera, llena de humedad por las paredes de barro, pues aquellas tierras pertenecían a un campo de labor. Ya instalados en ella, Carlos y yo juntos, nos dieron una manta, alimentos enlatados y una garrafa de coñac que tendríamos que repartirnos entre cada diez hombres. No cesaba de llover ni cesaría nunca. Sufrimos allí ataques y contraataques del enemigo que, con el correr de los días, nos fueron fogueando y acostumbrándonos cada vez con más naturalidad a estas faenas de la guerra”.

En la Alianza de Intelectuales Antifascistas
La Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura fue una organización civil ubicada en Madrid primero y Valencia después, creada el 30 de julio de 1936, nada más iniciarse la Guerra Civil Española.
Sus antecedentes se encuentran en 1935, cuando se había celebrado en París el I Congreso de Escritores y se constituyó la Asociación Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, donde habían asistido varios españoles. La Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura se creó como sección española de la Asociación Internacional.
Se organizaba conforme a un ateneo, manteniendo una división en áreas temáticas de la misma forma. En su actividad, además de la propiamente cultural, se hicieron manifiestos, charlas y llamamientos contra el ascenso del fascismo que representaba el Ejército sublevado de Franco. Entre sus miembros se encontraban María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Rafael Alberti, Miguel Hernández, José Bergamín, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis Cernuda, Pedro Garfias, Juan Chabás, Rodolfo Halffter, Antonio Rodríguez Moñino, Ramón Sender, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Max Aub, José Peris Aragó, Eduardo Ugarte y Arturo Serrano, entre otros.

Nuestros oriolanos voluntarios en el fragor de la Defensa de Madrid, tuvieron tiempo de acercarse a la Alianza de Intelectuales. Su interés era encontrárse con Miguel Hernández, o le dieran señal de él. La Alianza se situaba en calle de Marqués del Duero, número 5, Palacio de los Heredia-Spínola,

Jesús Poveda escribe:
“En ella conocimos a Rafael Alberti y a su esposa María Teresa León, al musicólogo Vicente Salas Víu, al poeta José Herrera Petere y a los escritores Lino Novás Calvo y Corpus Barga. Pero Miguel no estaba a esas horas. Se nos informó que se hallaba en el frente con la Brigada de El Campesino y que llegaba en las noches. Era mediodía.
Por la tarde nos dirigimos a casa del poeta Vicente Aleixandre [Velintonia, 3]. Para ver a éste no necesitábamos tarjeta de presentación. Aleixandre no nos conocía personalmente, pero sí por las muchas cartas que nos habíamos cruzado un tiempo atrás [en la época de Silbo]. De manera es que fuimos recibidos en seguida. Nuestro atuendo era el mismo que ya he dicho”.


El 9 de marzo de 1937 Carlos y Poveda están en Orihuela, puesto que son los testigos de la boda Miguel y Josefina, celebrada en la casa de los padre de Miguel. Miguel se caso vestido con uniforme verde-oscuro del Quinto Regimiento:

Todo lo cual se verificó y declaró ante los testigos designados por los contrayentes: CARLOS FENOLL \ FELICES, natural de esta ciudad, mayor de edad, de estado casado, de profesión panadero y domiciliado en la calle de Arriba y JESUS POVEDA MELLADO, natural de Murcia, mayor de edad, de estado SOL¬TERO, de profesión empleado, domiciliado en ésta, calle de Muñoz, a quienes conoce el Señor Alcalde. (Alcalde Francisco Oltra)

Aleixandre les proporcionó la amistad de otro poeta joven hijo de un Ministro de Obras Públias en la República Bernardo Giner de los Ríos. Al padre y al hijo los volvió a ver Poveda en su exilio de México. Se llamaba aquél Francisco Giner de los Ríos Morales, yerno de Enrique Díez Canedo, pues se casó con la hija de Enrique, María Luisa Díez-Canedo (Mapisa), a la que entrevisté en 2005 en Nerja.

El 9 de diciembre de 38 Carlos está en Orihuela y se marcha para Madrid, carta a su cuñado Poveda, esta en Cataluña.
9 de Diciembre-1938-Orihuela- Hermano Poveda: En lugar de escribirte el día que llegué te escribo hoy que me marcho. Ya he visto las piedras y los seres queridos. Ya he aspirado el aire de las estrellas de nuestro cielo. Mi corazón ya no llora de nostalgia, aunque le florecen las raíces del nuevo dolor: la mar¬cha. Me he quitado del cuerpo hace un momento la ropa de paisano y llevo puesta la ropa militar. Entro en escena otra vez. De aquí a dos días ya estoy en la meseta castellana.- Recibí tu última carta. Anoche recibió Josefina la última tuya, con una soberbia foto. Estás exactamente como eres. Te escribiré en seguida que llegue a mi destino más detenida y extensamente. Ahora voy a despedirme de todos. No he visto a Miguel- Te abraza - Carlos.

Años mas tardes carlos fue otravez a Madrid, no sabemos a qué. En carta a Manuel Molina:
«Amigo: Desde que regresé de Madrid, donde hallé un ambiente de vida que no me gustó, no he cesado de cavilar buscando una nue¬va orientación y solución a mi destino. Por fin, y de una manera definitiva, he decidido irme a Barcelona, no solo, sino con mis hijos y mi mujer, y el día 5 del mes próximo embarcaremos en Alicante.
He quemado las naves: he vendido la casa y los muebles. De esta forma es como no se regresa.»
(Orihuela, 23 de julio de 1947)

Años después, entre 1942 y 1943, Carlos Fenoll tuvo que hacer el preceptivo servicio militar con los nacionales en Barcelona.

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