Homenaje a Jesús Poveda

lunes, 10 de diciembre de 2012

LA MADRE DEL COMBATIENTE



            LA MADRE DEL COMBATIENTE
Un día nació aquel hijo
 y vino al mundo con sangre
 por un río de cariños
como el junco de una margen,
 que nace como el arrullo
 y que como la tierra nace.
 Vino de luz y de sueño,
 entre dos brazos de madre,
con coplas de ruiseñores
y con noches de azabache.
 Jilguero de los olivos,
como queriendo que canten
 las frescas rosas de mayo
 bañadas en negros mares,
este niño vino al mundo
vistiendo un cielo de encajes.
 Antes que él, había nacido
 la primavera y la sangre.
 Cuando nació la alegría
fue cuando parió su madre.
Por eso su orgullo tienen
 pastando un campo que pace
 con ovejas que lo liban
 como la abeja su sangre,
en sus dos ojos el mundo
 y en sus dos pechos su madre.

Pedidle mucho a los hombres
 que estos niños no se acaben,
 porque se acaban las eras
 y se acaban los trigales.

La madre del combatiente,
rubia el alma por sus males,
 dejó sin sangre sus venas,
 aguas del más puro cauce,
y, como hilillos de plata,
figuran hoy en su carne.

¡Que nazca un hijo, y se muera
 cuando Dios se lo depare,
pero que no muera nunca
 porque un verdugo le mate!
 El hombre ha de ser un fruto
 de cal hecha y de andamiaje,
de boca dulce y sencilla,
 de lengua para que hable
con oscuridad de estrellas
 y con claridad de valles.
 La madre es roca marina
que, como el mar, se debate
contra el peligro que embiste
 como el agua de los mares.
Imaginad si exaspera
 saber que aguarda una madre
y más se recuerda el yugo
que aquel recuerdo imborrable.

Guerra en este siglo veinte
que provocan miserables,
 hombres que por alma llevan
 fiero instinto de animales,
 y ni aun de animales tienen
 su lomo para domarles,
 rebélate contra ellos,
contra esa casta de canes,
contra esa hedionda casta
 de instinto de criminales.
 Rebélate contra el yugo,
 contra el crimen, contra el hambre
contra el ladrón de mi España,
 contra el que quiere robarle
tanto brazo sobre el yunque,
tanto brazo en los trigales,
tanto cuerpo hecho sudores
 de tantas calamidades.
Contra el hombre sin sentidos,
 contra el que no tiene madre
 que sus pechos le haya dado
para ser hijo y criarle;
rebélate contra el fuego
 en que intentan abrasarte.

La madre del combatiente,
 pronta su esperanza a hablarle,
oirá en sus mismos pulmones
un grito de libertades.


Por Jesús Poveda.  Publicado en La voz del combatiente, nº 13º, 10 mayo 1937

Al comisario Pablo de la Torriente

Al comisario Pablo de la Torriente

Autor: 
Jesús Poveda
 
España y Cuba te lloran,
fiel camarada Torriente.
Nadie supo que un dolor
dos corazones encierre.
Siempre es un muerto el que nace,
siempre un hombre el que se pierde;
pero en la tierra ha nacido
otro corazón más fuerte.
Nadie sortea una llaga,
nadie sortea una fuente,
no sortea nadie un duelo
sin que le llegue una muerte.
Camarada comisario,
fiel camarada Torriente:
en un lugar de mi España
tu cuerpo la tierra muerde.
En tu entierro le oí decir
a tu bravo y digno jefe,
con una luz en la lengua,
con un labio en cada muerte,
que en tu fosa dormirías
con todos eternamente;
no acompañado de muertos,
ni de hormigas, ni de dientes:
te acompañan corazones
que a tu lado estarán siempre.
La novia de los que mueren
perdida va por los frentes,
buscando la bala negra
del negro oprobio rebelde.
No llega al campo la lluvia,
parece que nadie crece
y que mi huerta no tiene
verdura para ponerse.
Desde mi tierra te miro,
desde la montaña agreste,
y el valle más elevado
a mi vista se estremece.
La piedra se comunica
con la rocosa corriente,
y parece que hasta llora
el litoral de esta fuente.
Si la agresión que hoy culmina
con este crimen la muerte,
fuera un duelo cara a cara,
no una gitana serpiente;
fuera un león encendido
ante un toro más valiente,
nadie se aflige de iras,
nadie lloraría a éste,
que dos naciones con luto
visten a la vez su muerte.

Camarada Pablo: Cuba
vendrá a visitarte siempre,
y ya verá que mi España
celosamente te tiene.

Publicado en La voz del combatiente, nº 151, 31 de marzo 1937


El periodista y líder cubano Pablo de la Torriente Brau, nació en Puerto Rico 19-12-1901.
La última etapa del trabajo periodístico de Pablo transcurrió en la Guerra Civil Española, a donde acudió como corresponsal de varias publicaciones de América Latina y Estados Unidos, en septiembre de 1936; y donde escribió las crónicas recogidas posteriormente bajo el título de Peleando con los milicianos.
Ya estando allí, asumió las funciones políticas en un batallón, en el que murió combatiendo en Majadahonda, España el 19 de diciembre de 1936, durante la heroica defensa de Madrid; como comisario de las Brigadas internacionales que se unieron a la República Española en su pelea contra el fascismo pero dejó, sin lugar a dudas, todo un legado histórico para las nuevas generaciones.


Ver el artículo de la amistad entre Pablo de la Torriente y Miguel Hernández.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Presentación del libro "Carlos Fenoll: trayectoria vital y poética"

Un momento de la presentación del libro Carlos Fenoll: Trayectoria vital y poética, de Ramón Fernández Palmeral en el Auditorio de la Lonja de Orihuela el 8 de noviembre de 2012. Donde el autor apunto datos y mostró fotos de Jesús Poveda y Jofesina Fenoll, on motivo del centenari del poeta, escritor y violinista Poveda. El ponente hizo hinapié en el enamoramiento de Miguel Hernández hacia Josefina Fenoll después de la muerte de Ramón Sijé, según el sentido sublimar de las dos Elegías y cartas. Ver un artículo sobre este amor imposible.
VENTAS:
Librería Codex Plaza San Sebastián, 2
 03300 Orihuela, Alicante
 966 74 56 36

 Librería 80 Mundo
 de Alicante

martes, 6 de noviembre de 2012

Miguel Hernández recomendó a Poveda ante Cossío.

Jesús Poveda quería buscarse la vida en Madrid, en plena guerra civil, le pidió a Miguel Hernández que le buscara trabajo. Aquí la carta de Miguel a José María de Cossío. Hemos de tener en cuenta que ya se había inciado la guerra civil, y al valiente y joven Poveda de 24 años de edad quería ir a un Madrid acosado por el Ejército de los Nacionales. Después Miguel saldría para Madrid, el 18 de septiembre ya estaba en la capital de España y el 23 se incorporó voluntario al Quinto Regimiento. Pero Poveda se queda en Orihuela, ¿contra su voluntad u otras razones de peso amorosas de peso?  No pierde el tiempo pues empieza a cortejar a Josefina Fenoll sobre abril (era un competidor de Miguel por Josefina) con la que  contaerá matrimonio civil el 13 de abril del 37, además de esposa fue el amor de su vida..
Ver mi artículo: "Josefina fenoll, el amor imposible de Miguel Hernández".


A José María de Cossío

(Orihuela, agosto 1936)

Querido Cossío:

Aquí estoy, a pesar de todo. Me alegrará saber que usted se halla ahí también a pesar de todos los pesares. Un amigo mío, poeta de "Silbo", Jesús Poveda, quiere marchar a fin de mes conmigo. Tiene intención de quedarse si se coloca. Yo le pido con todo interés le haga un lado si puede en nuestro despacho suyo. Es un mecanógrafo magnífico. Mucho mejor que yo. Se lo juro. Escríbame en cuanto pueda y deme las mejores noticias. Mi obra anda a punto de terminar. En Orihuela no sucede casi nada. ¿Hasta cuándo se prolongará esta sangrienta situación? Le abraza como siempre,

Miguel.

Obras Completas de M.H. página 2453

domingo, 14 de octubre de 2012

Cuatro soneto de Poveda a Miguel Hernández

("El lápiz de Miguel Hernández", obra de Palmeral, 2003)


 Cuatro soneto de Jesús Poveda a Miguel Hernández

                           1

PARABOLA DE LA TRAICION

El Nazareno andaba distraído
 dando su pan y su vino a un cabrero:
 era un pastor de cabras, un obrero,
 un poeta callado, un desvalido.

El Nazareno le habló: "Tus acciones
 son limpias, nada temas; mas tu vida
te hará en tu corazón más de una herida
y el mundo te ha de dar muchas lecciones". . .

Era pastor y poeta, de Oleza,
 un pueblo con palmeras, suyo y mío,
 cuando abstraído iba por su huerta

sin humillar su frente, su cabeza,
y el Nazareno lo vio junto al río
y le advirtió: "¡nadie te abrirá su puerta!"

                            2

PARABOLA DE UN CRIMEN

Tan joven como tú fue Jesucristo.
 Por ser de alma tan limpia lo mataron,
 dándole la cicuta. . . Lo vejaron. . .
 Murió en su Cruz. Sabían que era listo,

y la listeza, amigo, ofende al bruto.
 Lo mismo se ofendieron tus rivales
por tu poesía y tus nobles ideales,
 y te dieron tu muerte, nuestro luto.

¡Qué semejante fuiste al Cristianismo
 del mismo Cristo Dios sacrificado!
 ¡Fuerza vital, luminosa, acabada!

Treinta y dos años fueron a un abismo;

 Cristo, a los treinta y tres, crucificado:
 ¡paralelismo igual en la jomada!


3

PARABOLA DE LA LUZ

Nadie cerró tus ojos: tu mirada

 quedó fija en el cielo, como estrella 
de gran constelación, la más bella:
 lucero de la noche enamorada.

Los astros, en un coro refulgente,

 giraron tu alrededor; tu agonía
 se convirtió en satélite ese día,
 como cuidando tu cansada frente.

Cansada estaba de sufrir la pena

 por tanto muerto que hubo en la batalla, 
por tu destino infame, sometido

a tan viles bajezas por condena.
Mas tu frente no ha muerto: es luz que estalla
¡y un volcán son tus ojos en su nido!



4
PARABOLA DE LA POBREZA

Me contaron hoy que estaba yacente

 sobre una losa fría: un esqueleto
todo su cuerpo, él, que fue completo. . .

 ¡ni pudo despedirse de su gente!

Que a la Prisión llegaron ese día

 su mujer y su hijo, sus hermanos, 
y que ella trató de posar sus manos 
sobre la faz del muerto, que aún veía. . .

Que un sayón que vigilaba al yacente

 tuvieron que entretener, de manera
 (como recuerdo eterno del ausente)

que cortaran sus uñas con tijera
¡Las uñas de aquel muerto fue el presente,
que llevaron a su huerto y su higuera!



Publicados en Vida, pasión y muerte de un poeta: Miguel Hernández, México, Ediciones Oasis, 1975.

sábado, 13 de octubre de 2012

"Memoria de vida de Carlos Fenoll", donde aparecen fotos y reseñas de Poveda y de Josefina

Realización de Patricia López Pomares, guión de José Antonio Torregrosa, documentación, fotos y dibujos de Ramón Fernández Palmeral, narración de Luis García Guardiola y música de Ludovico Einaudi. Patrocinado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela.  "Memoria de vida de Carlos Fenoll".
(Ramón Palmeral, junto a Vicente Luis Fenoll Ávila, hijo de Carlos Fenoll durante la proyección del documental en el Auditorio de la Lonja de Orihuela. También asistieron su nueva Mercedes y María Teresa Fenoll, hija de Efrén Fenol. 11 de octubre 2012).

Carta de Miguel Hernández donde se cita a Poveda

(Fragmento de la carta) En febrero de 1936, Miguel Hernández escribó una carta mecanografiada a Carlos Fenoll donde citó a Jesús Poveda en dos ocasiones

viernes, 12 de octubre de 2012

"La soledad del claustro" cuento de Poveda de 1930

Revista "Voluntad", número 12, 1930, donde publicó Jesús Povedad "La soledad del claustro", está incompleto, la pñágina termina con la coletilla "continaurá" sin embargo el número 13 de "Voluntad", que no se ha encontrado. (Biblioteca Pública de Orihuela), facilitada por su director César Moreno, nuestro agradecimiento).

                                               TEXTO DEL CUENTO

                                     LA SOLEDAD DEL CLAUSTRO



                                 CUENTO  por Jesús Poveda
                           I
Apenas se extinguió la noche, muy obscuro (sic) aún, cuando la madrugada era una mancha nivea de nubecillas tempra­neras esparcidas por él cielo, y éste bri­llaba en la penumbra, oyéronse confusos ruidos de sandalias chillonas, chirriar de pájaros y de rosarios; tropel que por la ya acostumbrada manifestación tempra­na en el convento, diríamos ser las cuatro de un nuevo día.
El sonido de una campana muy quedo, que no interrumpía el sueño sino a aque­llos que por costumbre le esperarían, hacía ver desfilar por una misma calle, larga, espaciosa, un reguero pronto ter­minado de fíeles que acudirían a oír misa.  Yo también acudí. Entrábamos con pa­ciencia y nos colocábamos en unos ban- quitos de recia construcción y. aceitada madera, donde a poco, veríamos salir por una puerta estrecha, baja y obscura, un fraile de barba larga y blanca, envuelto en una usada casulla de vivos colores de oropel.
Algunas beatas, arrodilladas en el lim­pio y enlosado suelo, junto a la boca de un viejo confesonario (sic), esperaban la hora de evocar ante un antiguo padre del con­vento sus pecados; mientras otras, ya desocupadas, rezaban con un rosario de cuentas visibles y no cesaban de postrar su mirada sensible ante el altar de las «Tres Ave Marías».
Terminaron las ceremonias. Devotas y devotos salían por la misma puerta que entraran, la que en su vieja fachada de piedra de sillería, de forma circunferencial, lucía el grabado de un fraile menudo y de un niño pequeño que llevaba en los brazos.
   La Iglesia quedaba a obscuras (sic) toda ella, excepto en algunos rincones donde perpétuamente había unos candelabros color oro, que debían permanecer encendidos, pagando con ello la fe cristiana de algún alma pecadora. Un hermano ca­puchino, encargado tal vez de esa misión apagaba y encendía velas. Solo yo de los visitantes del templo quedé allí dentro.
—Hermanito—pregunté al fraile—, ¿haría el favor de ver si podía hablar con el padre José?
El hermano, con mucha amabilidad y cortesía, se interesó por mi requerimien­to. Poco tardó en decirme que el Padre José me esperaría arriba en su celda.
Subí al convento, cruzando pasillos donde reinaba la dicha de ser alejado del mundo pendenciero y donde podía aspi­rar el aire agradable y delicioso de la hermosa Primavera, y al entrecruzar uno, me hallé con el Padre José.
—¿Qué hay? ¿Qué tal sigue usted, Pa­dre José?—pregunté al viejo alegremente, que hacía tiempo no había visto.
 Y el antiguo Padre me saludó con esa cortesía y dulzura de palabras que hala­gan como las de un padre. Además, yo era conocido por éste desde que, chiqui­tín, me arrullaba en sus brazos, como mi propio padre lo hubiese hecho cuando me tuvo a su lado. Ya era viejo como di­go, y los años pesaban sobre él como pe­sa la carga en el asno poco trabajador. Llevaba barba gris, de un gris tostado por el tiempo. Sus ojos se cubrían entre los pelos de sus largas cejas, y su corona de fraile, ya no era corona: era una cabeza limpia por la calvicie. Sus pies esta­ban llagados por el duro material de sus pobres sandalias, y ésto le hacía andar cojeando y condoliéndose a cada instan­te como un reumático. ¡Pobre Padre José! Cuando yo le conocí era más joven, no era fraile... solo un amigo inseparable de un niño que tendría unos ocho años.
Entré en su celda; no cesaba de llamar­me por mi nombre: «Luis, ¿qué es de tu vida, hijo mío, que es de tu vida, Luis?»
   Y así, así pude ir hasta aquella celda estrecha, poco larga, obscurecida.... En ella había unas sillas, muy pocas, así co­mo dos o tres; una mesita que parecía ser de despacho y no era, donde había libros revueltos y abiertos unos, y pape­les que tenían unas líneas escritas a lápiz, en forma de borrador. ¡Hasta la inspira­ción se le agotaría al padre José E1 que había hecho admirables composiciones poéticas en su juventud...
—Cuéntame, hombre, cuéntame que estoy anheloso de oirte—me dijo el padre José con voz melodiosa, dulce, pura como la de un niño. .
—Es algo «gordo» lo que he de con­tarle, padre, pero yo no sé si es que la garganta se me ha secado para oprimir las palabras que había de pugnar por sa­lir de mis labios.
—¿Qué es ello?—balbuceó el padre Jo­sé, creyendo tal vez que Luis debía tener una historia ruin, acosada por la mendici­dad. ¿Acaso tu historia es triste de con­tar?...
—Sí, padre; es una historia no mía, si­no de otro, y que ha de causarle horror... Y por eso mismo prefiero no contársela. Yo he venido a hacerle una visita nada más, porque comprenderá que venir a este pueblo, pisarlos portales de otros templos y no pisar los de este convento para siquiera verle... después de tanto tiempo...
—Tienes razón, hijo mío—apoyaba el padre—; yo no te esfuerzo, no me gusta esforzar a nadie, pero oye, escucha... Esa historia, ¿de quién es?
—A mí tampoco me gusta dejar un esquema lastimoso en el recuerdo de nin­gún viejo, y por eso... pero en fin, ¡esa historia es de su hijo!...—díjole Luis tem­bloroso al padre José y en voz baja, pro­curando que la palabra HIJO no llegara más que a los oídos del padre.
 El anciano clérigo le miraba extasiado, absorto; sus oídos quedaron atónitos por unos instantes y sus palabras querían estrellarse contra aquella expresión de disculpa que no supo responder.
—¿Qué me dices, Luis? Tú sueñas, tú mientes acaso olvidando de que yo ya no soy aquel «Don José» que te arrullaba en sus brazos y te quería igual que hoy te […]

Continuará

miércoles, 10 de octubre de 2012

  • LA FUNDACIÓN MIGUEL HERNÁNDEZ RECIBE UNA IMPORTANTE DOCUMENTACIÓN SOBRE JESÚS POVEDA PROCEDENTE DEL ARCHIVO FAMILIAR DE SU HIJA

Tele Orihuela [01/10/2012]

La Fundación Cultural Miguel Hernández ha recibido diversa documentación sobre el escritor oriolano Jesús Poveda y de su esposa, Josefina Fenoll [hermana del poeta-panadero Carlos Fenoll], procedente del archivo familiar de la hija de ambos, Marisa Poveda Fenoll, residente en Cuernavaca (México).
Entre la abundante documentación destacan fotos familiares de la estancia de la familia en la República Dominicana y en México, actas de nacimiento del matrimonio, y los libros  "Sobre la misma tierra" y "Ensayos", publicados por Poveda en la República Dominicana entre 1940 y 1941, y que son desconocidos en España. La hija del escritor también ha facilitado un libro inédito de sonetos de su padre, "La ausencia inolvidada", dedicado a Miguel Hernández.
Por su parte, el Archivo General de la Nación de la República Dominicana ha enviado a la Entidad fotografías de la casa donde se hospedó el matrimonio Poveda-Fenoll en su exilio, las solicitudes de permiso de residencia del matrimonio, y diversos artículos de Poveda publicados en la prensa local, uno de ellos, desconocido, sobre Miguel Hernández de 1943.
Toda esta importante documentación será incorporada en el libro que la Fundación que lleva el nombre del universal poeta está preparando con el título "Los amigos exiliados de Miguel Hernández", que ha merecido la ayuda del Ministerio de la Presidencia.



Reseña de Jesús Poveda en su libro de 1975

 Reseña de Jesús Poveda en las solapas de su libro Vida, pasión y muerte de un poeta: Miguel Hernández, Memoria-Testimonio,  México, Oasis. S.A., 1975, talleres Litoarte, S. de R. L. Ferrocarriles de Curvanava 683.


(La portada es un grabado antiguo de la ciudad e Orihuela. Grabado que tiene al pie la siguiente nota: "Jphs. Vincens. Alagarda del. & Sculp. Oriolae. La fecha es de 1760"



JESUS POVEDA nace en Murcia en 1912. Cuando apenas tendría año y medio de edad, sus padres cambian su domicilio a la Ciudad de Orihuela (Alicante), cuna del poeta Miguel Hernández, y allí pasa todos sus años, hasta el de 1938 en que la Guerra Civil Española lo lleva como combatiente a los frentes de Cataluña.

Su afición por las buenas letras data en Poveda cuando éste tenía quince años de edad. Por ese tiempo comenzó a publicar sus primeros trabajos en verso y prosa, firmándose con seudónimo, en revistas de poca monta, como lo eran las que se hacían en aquella provincia. Poveda pertenece a la generación de poetas y escritores oriolanos délos años 30, la misma de Miguel Hernández A éste lo descubre en 1929, cuando todavía era un humilde cabrero que repartía la leche casa por casa, y nadie en el pueblo sabía que fuera poeta ni cómo era su nombre, pues se le conocía por el apodo de su padre el Vicenterre.

Con sus amigos Ramón Sijé (José Marín Gutiérrez) y el panadero-poeta Carlos Fenoll -del que nos da noticia en las páginas de este libro- se forma la cuarteta de poetas y escritores de aquellos años; pequeño grupo éste de amigos que tiene para la historia de la poesía española el mérito indiscutible de haber sido los que nos dieron a conocer a tan grande poeta como lo fue el humilde pastor, y los que lo alentaron y ayudaron en su arduo peregrinar por la capital de España.

De tan reducido grupo, en 1935, la muerte les arrebató a Sijé. Unos años antes, con éste a la cabeza, vieron la luz varias revistas literarias que contribuyeron, de manera muy notable, a la difusión de la poesía y las letras, y a la exaltación -harto merecida- de tan egregia figura de escritor como lo fue el cronista de Oleza Gabriel Miró.

Miró fue, en efecto, maestro y guía espiritual de esta juventud oriolana, y la obra de aquél, sin lugar a dudas, fue la que los ayudó a formarse ellos y el propio pastor de Orihuela.

Unos meses antes de que los fascistas se sublevaran, Fenoll y Poveda se habían dado a la tarea de publicar una Hoja de Poesía que titularon Silbo, de aparición quincenal, en colores, y en ella -por mediación de Miguel Hernández, que a la sazón se encontraba en Ma-drid- prestaron su colaboración firmas de tanto renombre como ya lo eran las de Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez, etc.

Terminada la contienda en 1939, Jesús Poveda sale al exilio, hacia Francia. Y en la Navidad de aquel mismo año, embarca con su esposa en el vapor francés Cuba y se dirige hacia la República Dominicana. En esta isla del Caribe publica dos libros: uno de poesías (Sobre la misma tierra); el otro, que titula Ensayos, lo formó con dos conferencias que dictó en la Universidad de Río Piedras, Puerto Rico (1940), y que dedicó a los poetas García Lorca y Aleixandre.

Por esos años colaboró Poveda, además, en diferentes periódicos y revistas de Santo Domingo, Puerto Rico, Cuba, Argentina y México, especializándose en temas de Arte y crónicas musicales, principalmente.

Llegado a México, en 1944, el destino le juega la mala pasada de convertirlo en viajante de comercio, o agente de ventas, hasta que desembocó en industrial, como lo es ahora. Pero ya liberado un poco de todo ese pasado, todavía -como siempre- con el gusanillo en el cuerpo de poeta y escritor, este autor trata de recomenzar por donde se dejó su pasado, y de aquellos años que se le fueron, aprisiona estajuventud de que nos habla en su libro, y nos da esta pintura de aquel mundo suyo de Orihuela y su grupo dé amigos.

No es ésta una biografía más del poeta-mártir Miguel Hernández, sino una viva memoria de su tiempo y su destino.

lunes, 1 de octubre de 2012

"Sobre la muerte" Poema de Poveda



“…Y sé yo bien que muero
Por sólo Aquello que morir espero”
GARCILASO

No hay pedazo da mundo que no habites.
La sombra de mi mismo eres presente,
   
oh materia de la sangre y del ocio,
sementera de lanada y de la tierra,
apropiado lugar para los hombre
a donde van con crues infintas.

Asi eres tu cuando no duermes sola.
del fondo del suspiro
del ancho fondo, al labio,
con suprema expresión
de tu saliva oculta,
vas llegando a los días y a las noches,
vas llegando a los polos,
al norte y sur de la creación del mundo.


Acállate en la guerra,
acállate en tu nombre,
que no pronuncien labios tu presencia
ni en los pechos se ahonde la desgracia.
te lloran sumergido lagrimales,
emergidas ojeras.


La forja de los hombres la detienes
estrangulando las venas y las rosas,
los metales preciosos,
la panoja y la avena,
los pelo que no se crispan con los trigos
cuando en verano duerme
una siesta de sol a sol sin amo.

Por qué ha de ser la muerte
 precisamente el tiempo
donde la vida toa se cosecha?

Los hombres no se explican
no se explican en fin de su principio.
Y vienen los poetas,
los hombres que al hablar se arrancan venas,
a descifrar el eco
y el porqué de las voces que retumban.

La soledad suprema
tiene la sempiterna el esqueleto,
la pura realidad de lo que existe
sin sastre ni figura.

No me explico la lluvia ni el rocío
ni el porqué tantos mares se convocan
cuando viene el final de cada vida.

Y si el hombre aún no sabe
el porque de las cosas que pronuncia,
por qué la dice en vano,
con la misma torpeza que los mares,
que quieren tercamente
salirse con sus aguas de la tierra?

Espero la presencia de los llantos,
llegar hasta el aliento,
hasta el umbrosos mensaje del alma.
hasta el diente futuro de la tierra.

Espero sobre todo el desenlace,
la presencia segura de los gritos,
de estas que no surjan en el alma
cuando la muerte venga
con cara indiferente.

Jesus Poveda, 1940. “Sobre la misma tierra”

domingo, 30 de septiembre de 2012

"La ausencia inolvidada" inédito de Jesús Poveda

Gracias a la generosidad de Marisa Poveda, mostramos portada y fragmento del prólogo del poemario inédito de Jesús Poveda "La ausencia inolvidada", Puerto Rico 1940, con algunos sonetos añadidos en 1979.
 El original inédito está dedicado "A Miguel Hernández recuerdo vivo de su gloria y mi amistad".
 Tiene poemas dedicados a León Felipe, Juan Ramón Jiménez, Octavio Paz, Rafel Alberti, Rosario Caballero al corazón de su esposa, el último a su nieta... Son poemas de diferente dimernsiones junto con octavas y sonetos.

 
(Fragmento del prólogo)



El titulo del poemario inédito de Poveda lleva por título "LA AUSENCIA INOLVIDADA" (cuyos poemas evidentemente no podemos publicar), tomando de un verso de Miguel Hernández del soneto: Una interior cadena de suspiros
Cuando a la soledad de estos retiros 
vengo a olvidar tu ausencia inolvidada, 
 por menos de un poquito, que es por nada, 
vuelven mis pensamiento a sus giros.
 (segundo cuarteto) 

 (Leído este poemario encontramos al verdadero Jesús Poveda. Una verdadera lástima que aún permanezcan inéditos. Esperemos que le interese a alguna editorial o Institución oriolana o alicantina. Son poemas imprescindible "povedianos" que deben ver la luz).

Nuestra labor en este centenario es mostrar, destapar, hacer ver a los demás la importancia de este escruitor y poeta olvidado oriolano. Un poeta no existe en cuanto no se publica su obra, este es unos de los cosas de Poveda, no conocemos sus poemas o quién recuerda uno solo  de "Silbo" o de su "Sobre la mismas tierra".  Jesús Poveda es el gran desconocido. Y en esto consiste nuestra labor en darlo a conocer en su centenario.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Poveda fue el primero en pedir un momento a Miguel Hernández

En una conferencia que dio Jesús Poveda en el Ayuntamiento de Orihuela en marzo de 1985, con motivo del 43º aniversario de la muerte de Miguel Hernández dijo:
"Juventud de orihuela, me dirijo ahora y aproveho esta ocasión para pediros con fervor que llevéis a feliz término esta idea de hacerle a Miguer un monumento, y os digo más, que este monumento me gustaría que se instalara en el hoy llamado Paseo Teodomiro, que en mis años se llamaban los "Andenes de la Estación". En Madrid nuestra capital de españa ya lo tiene Miguel, y lo tendrá en toda la América española. Termino aquí. En todos los países que mi mujer y yo hemos estado, no se explican que esta Orihuela no tenga un monumento a la memoria de nuestro gran poeta, y no va por vosotros sino por las generaciones futuras. Si el monumento se hace, que sirva de acicate, porque Miguel Hernández es decir Orihuela, y yo creo que todos lo queremos así".
 En aquellos años estaba de alcalde Vicente Escudero Esquer del PSOE, y no se hizo
 En monumento se inauguróen 2010 en su centenario.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Poveda dio una conferencia sobre Miguel, en el Ayuntamiento de Orihuela 1985

Jesús Poveda impartió una conferencia sobre Miguel Hernández en marzo de 1985, con motivo del XLIII aniverario de la muerte del autor de "Viento del pueblo", donde tamién mencionó a Ramón Sijé, Carlos Fenoll, Ramón Pérez Álvarez, Vinte Aleixandre.
(La publicación en "Portada" 34 de Orihuela, 30 de marzo 1985, se la debemos a la gentileza del poeta de orihuela Manuel Roberto-Leoní Ruiz)

sábado, 22 de septiembre de 2012

Poveda en el Diccionario de oriolanos ilustres, de 2005

Jesús Poveda se encuentra reseñado en el libro: “Personajes en la Historia de Orihuela. Diccionario biográfico” de Aníbal Bueno Esquer. Caja Rural Central (Zona de Orihuela), 2005)

Texto:

Escritor nacido en Murcia el 21de septiembre de 1912, que cuando contaba poco más de un año vino con su familia a residir a Orihuela. A los 13 años entró a trabajar de mecanógrafo en el despacho del abogado oriolano Tomás López Galindo, convirtiéndose en empedernido lector de todo cuanto caía en sus manos. La afición a la lectura le llevó a escribir versos y algún cuento. Alguno de los cuales apareció en la revista oriolana “Actualidad”. Se hizo amigo del panadero-poeta Carlos Fenoll y de Miguel Hernández, y en 1928 conoció a Ramón Sijé. Poco antes de la Guerra Civil publicó, junto con Miguel Hernández, Carlos Fenoll, Alfredo Serna, Justino Marín y Ramón Pérez, una “hoja de poesía” bajo el título “Silbo”, publicaron de aparición quincenal. Colaboró también en las revistas, que se publicaron en Orihuela, tituladas “Destello” y “Voluntad”. En la Guerra Civil se encuadró en el Batallón Miliciano, tomando parte en la sangrienta Batalla del Ebro. Terminada la guerra se exilió en Francia, siendo internado en un campo de concentración hasta finales del año 1939. Al Poco tiempo marchó a la República Dominicana, donde publicó dos libros: uno de poesía titulado “Sobre la misma tierra”, y otro (1940) titulado Ensayos, que trataba sobre García Lorca y Vicente Aleixandre. Durante esos años colabroró en revistas de Méjico, Santo Domingo. Puerto Rico, Cuba y Argentina. En 1944 marchó a residir a Méjico, donde rehizo su vida montando una industria, y en el años 1975 publicó el libro “Vida, Pasión y Muerte de un Poeta: Miguel Hernández”. Memoria-Testimonio, (Méjico. Ediciones Oasis, S.A.), en el que narra su gran amistad con el poeta oriolano, de quien fue padrino de boda. Figura entre los fundadores del Ateneo Español de Méjico. Tiene un poemario inédito con el titulado “La ausencia inolvidada. (Pormas de un exilio: 1939-1975). A su regreso a España, fijó su residencia en Torrevieja, donde falleció.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Ramón Sijé dedicó su libro sobre el romanticismo a Josefina Fenoll


La dedicatoria de La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas de Ramón Sijé 1973 está dediada a sus padres y a Josefina Fenoll.

La dedicatoria tiene cuatro frases, la primera frase está dedicada a sus padres don José y doña Presentación. La segunda dice: A J.F. Por las iniciales no hay que pensar mucho para adivinar que se trata de su novia la panadera Josefina Fenoll Felices. La tercera dice: por la presencia de su clavel, se refiere a la novia como una flor que le alegra la vista, en el último párrafo del «Pequeño Prefacio» escribe: «He pensado en los claveles, teniendo, sobre mi mesa, un clavel que me ha traído quien se llevó, un día el corazón». No puede ser otra que su novia, que además solía ir diariamente a llevar el pan [...]. La cuarta: por la ausencia de su canario, en el ya mencionado «Pequeño Prefacio», escribe «o los trinos del pájaro de mi amiga, que se ha marchado ayer, definitivamente». Esto, definitivamente, nos evidencia que quien se fue es el pájaro, no ella, un canario que salió volando en cuanto vio la puerta de su jaula abierta. La jaula siempre ha sido objeto de múltiples interpretaciones.
Ramón ya había dedicado unas líneas a su futura novia Josefina Fenoll, en un artículo titulado «Carlos Fenoll», quien era conocido por «El poeta», y publicado en «Diario de Alicante» de fecha 11 de febrero 1932, con una prosa mironiana de extraordinaria factura o atractiva narración:
Yo conozco, -y aprecio-, a la bella hermana del poeta. Varias veces le hablé, -de lo que aquí burlonamente llaman las «cosas» del poeta. Recuerdo que una noche, quise saber de su boca afanes del oficio del hermano, gran poeta y extraordinario panadero. Ella, con un poco de santo orgullo, me dijo que el poeta no amasaba el pan que yo me comía. Y al oírla -lindos labios de motivo de madrigal- se apoderó de mí una desilusión; una cruel desilusión… Yo creía comulgar con pan –ancho, luminoso, eucarístico- de poeta; creía mascar pan estético, ofrenda del sacrificio litúrgico de los poetas panaderos…

Ramón Sijé también le dedicó a su novia el ensayo «Voluntad de Cristo y voluntad de Satanás» con las iniciales A J.F. (Josefina Fenoll). A José Luis Ferris le sorprende lo «tan poco romántico» de dedicarle el ensayo; los justifica con «su atormentado y obsesivo catolicismo» (2002,193-194).
También le dedicó un ejemplar del primer número de El Gallo Crisis, tomo notas de Vicente Ramos.
Nos dijo Carlos Fenoll que su hermana Josefina, novia de aquél [Ramón Sijé], recibió el primer número de la famosa publicación con la siguiente dedicatoria: «A mi nena, este primer número de una revista que soy yo mismo: mi afán y mi trabajo». Y la correspondiente al último número rezaba: «Muchos dolores me suponen esta obra, que parece a terminar con estas páginas. Tú eres el gozo y el mío». (1973,32).
El 13 de abril de 1937 Joefina Fenoll se casó con Jesús Poveda. En 1990 en la revista Batarro escribió "Ramón Sijé. Memoria personal"

Leer el ensayo Simbología secreta de la decandencia de la flauta y reinado de los fantasmas de Ramón Sijé, en pdf por el autor Ramón Fernández Palmeral